Los enemigos del judeo-sufismo eran los enemigos del Rambam y su familia...

Hoy en día no sorprende que haya algunos miembros atrasados ​​de varios segmentos de la comunidad judía que, basándose en su propia ignorancia del judaísmo, acusen a los judeo-sufíes de `avodah zarah, o de ser parte de alguna extraña agenda shabbtaísta o frankista. Sus acusaciones generales no son nada nuevo, ya que eran del mismo calibre que los ataques lanzados contra el hijo y los nietos del Rambam.

David ben Joshua (ca. 1335-1415), el último maimónideo conocido, estaba igualmente fascinado por el sufismo y lo integró de la misma manera que su predecesor. Su obra judeo-sufí Al-Murshid ila-l-Tafarrud ( La guía para el desapego ), encarna la síntesis más amplia de la creencia rabínica con el sufismo.

A pesar del prestigio político y religioso de Abraham Maimónides, el movimiento pietista, como muchas tendencias revitalizantes en la historia religiosa, se encontró con una opinión virulenta. Los pietistas fueron acusados ​​de introducir “ideas falsas”, “cambios ilegales” y “costumbres gentiles (sufíes)”, e incluso fueron denunciados ante las autoridades musulmanas.

Para entonces, la persecución contra el movimiento había aumentado. El mismo tipo de oponente – “que intenta refutar a aquellos con verdadera comprensión” – que formuló acusaciones y propuso prohibir a Moisés ben Maimón, había continuado ahora oponiéndose a su legado familiar; trabajando en connivencia con las autoridades “islámicas” de Egipto para cerrar la sinagoga de Maimónides. Esta persecución finalmente culminó con el exilio de David ben Avraham (1222-1300) de Egipto y la desaparición gradual de este movimiento pietista judeo-sufí del judaísmo.2 Sin embargo, a pesar de esto, el legado intelectual de la familia Maimónides, y ciertamente del propio Maimónides, permanece ileso y tiene una influencia inimaginable en la era actual.

________________________________________________________

1. Josef W. Meri, Jere L. Bacharach, Civilización islámica medieval: LZ. págs. 547

2. Ibídem. págs.547